¿Cómo gestionar eficazmente un canal de 240 km? Desde la familia Riquet a Voies navigables de France pasando por la Compagnie du canal du Midi, hay una cosa segura: ¡los diferentes gestores han tenido que adaptarse para mantener y valorizar esta obra de arte de excepción!
El 5 de octubre de 1666, quince días después de la firma del Edicto de Saint Germain, el rey Louis XIV designó a Pierre-Paul Riquet como encargado de la construcción del canal.
Dos años después, en 1668, el rey vendió en una subasta el señorío del canal. Fue entonces cuando Riquet adquirió el señorío y se convirtió en el «Señor del canal du Midi».
Este título incluía varios derechos, entre ellos la exclusividad de establecer los barcos para el transporte de pasajeros y mercancías o el de hacer justicia para todos los delitos cometidos a lo largo del canal du Midi.
En cambio, los impuestos y las tarifas de transporte las fijaba la autoridad real. ¡Los impuestos generados servían para el mantenimiento del canal que debía conservarse en perfecto estado!
Con la muerte de Pierre-Paul Riquet, dos de sus hijos heredaron y se convirtieron en coseñores del canal.
Jean-Mathias de Riquet, el mayor, fue presidente en el parlamento de Toulouse y heredó el dominio de Bonrepos al morir su padre. Pierre-Paul de Riquet, el hijo pequeño, fue militar de carrera. Su padre le había comprado el condado de Caraman del que obtuvo el título de Conde de Caraman.
¡Pero no hay que fiarse de las apariencias! En realidad, Riquet dejó muchas deudas a sus herederos. Para poder pagarlas, estos dos decidieron vender una parte de la propiedad del canal al financiero, Reich de Pennautier, y el ingeniero del rey, Antoine de Niquet, que se convirtieron en copropietarios del canal. La venta de algunas partes de la propiedad se hizo mediante una cláusula de compra.
En 1724, las deudas se subsanaron y los negocios de los herederos de Riquet (Jean-Mathias falleció en 1715) iban viento en popa.
¡Así recompraron la parte vendida 30 años antes y se volvieron a convertir en los únicos dueños del señorío del canal!
A finales del siglo XVII, cuando se terminó de construir el canal, la familia Riquet garantizaba su gestión.
Muy rápidamente, la familia optó por una organización piramidal que incluía:
- Un director general del canal ubicado en Toulouse.
- Un grupo de directores particulares responsables de una sección del canal.
Cada uno de ellos debía encargarse de las obras de mantenimiento de su departamento.
El mismo esquema se aplicó para la gestión financiera: un recaudador general ubicado en Toulouse supervisaba a los recaudadores particulares presentes en los departamentos del canal. Si era necesario, había un controlador general que contaba con controladores particulares o ambulantes que verificaban la buena gestión dentro de los departamentos.
En el terreno, los responsables de las esclusas y los guardas se encargaban del funcionamiento de las obras y había un control policial garantizado por guardas nombrados por los tenientes de justicia y policía sometida a las órdenes del juez.
¡Una organización muy eficaz para una obra de 240 km de largo!
¿Sabía que?
Los 3 hijos de Pierre-Paul Riquet no tenían participación en el señorío del canal. Se enriquecían gracias a unos «buenos» matrimonios con importantes familias de Languedoc: Lombrail, Lavalette, Barthélémy de Gramont Lanta. Fueron muchos los apoyos que recibieron en los negocios del canal.
En 1789, el canal pasó a ser propiedad de los descendientes de Pierre-Paul Riquet. Pero el tiempo pasaba y a pesar de la herencia, no todos los descendientes de Riquet tenían la misma proporción en número de partes en el señorío. Se dividió en 28 partes: 21 pertenecían a la rama de Caraman y 6 a la rama de Bonrepos.
¡Pero la Revolución Francesa cambió ligeramente las cosas! La noche del 4 de agosto de 1789 supuso la abolición de todas las servidumbres feudales. Como consecuencia, se acabó con todos los privilegios propios del canal, especialmente los del feudo.
En 1792, el canal Royal de Languedoc se convirtió poco a poco en el canal du Midi. El 22 de septiembre de 1792 fue el primer día del Año I de la República y el canal, que ya no era de Languedoc, perdió su calificativo de Royal.
Entre 1793 y 1809, las partes de propiedad de la familia Riquet de Caraman fueron confiscadas. Entonces, el canal pasó a ser propiedad del Estado.
En 1808, Napoléon I decidió vender los canales que pertenecían al Estado para financiar la construcción de nuevas vías fluviales. Los fondos recibidos se destinaron a las cajas de depósitos y las consignaciones se compartieron en 1000 acciones.
Los accionistas se reunieron en la Compagnie du canal du Midi, creada por decreto el 10 de marzo de 1810. El Estado mantuvo la tutela del canal, garantizada por el Conseil Général des Ponts et Chaussées. Desde entonces, se fue contratando personal para la gestión técnica, la explotación comercial, la gestión del dominio y la policía, recibiendo derechos e impuestos. También se contrataron ingenieros, algunos de ellos con estudios realizados en la École Polytechnique y la École Nationale des Ponts et Chaussées.
¡Ninguno de los herederos de Riquet se encontraba entre los accionistas de 1820! Pero cinco años más tarde, la familia Riquet de Caraman recuperó las acciones que quedaban en manos del Emperador. A partir de 1824, los representantes de la familia Riquet ocuparon un importante lugar en el consejo de administración de la Compagnie du canal du Midi. No dejaron de reforzar su influencia hasta finales del siglo XIX, y se implicaron mucho en la gestión del canal y en el mantenimiento de las relaciones con el director general del canal en Toulouse.
En 1858, un año después de la inauguración del ferrocarril entre Toulouse y Sète, la Compagnie du canal du Midi tuvo dificultades para hacer frente a esta nueva competencia. Los servicios de la «barque de poste» y de navegación acelerada se abandonaron.
Por lo que, a principios del año 1858, la Compagnie du canal du Midi cedió, durante 40 años, la explotación del canal a la Compagnie des chemins de fer du Midi. Esta, que además gestionaba el canal Latéral del Garonne, controlaba las dos grandes vías de comunicación entre el Atlántico y el Mediterráneo. Entonces se implementó una política tarifaria, favorable para el ferrocarril.
A partir de ese momento, el tráfico fluvial no dejó de caer y muchos barcos se vieron obligados a dejar su actividad. Para que se haga una idea, el tonelaje transportado por el canal era de 110 millones de toneladas-km (cada vez que 1 tonelada recorría un kilómetro) en 1856 y cayó a 28 millones de toneladas-km en 1896. ¡Casi cuatro veces menos!
¿Sabía que?
El nombre de «Service des canaux du Midi» cambió a «Service Midi-Garonne» y luego, a «Service de la Navigation de Toulouse».
En noviembre de 1897, una ley autorizó al Estado a volver a comprar el canal du Midi. El precio de compra se fijó en 40 millones de francos.
Bajo la autoridad del Ministère des Ponts et Chaussées, el nuevo «Service des canaux de Midi» incluyó medidas radicales para relanzar el tráfico fluvial: los impuestos de navegación se eliminaron y se inició un programa de modernización del canal y de los barcos.
Los resultados fueron esperanzadores: el tráfico pasó de 65 millones de toneladas-kilómetro en 1900 a 81 toneladas-kilómetro en 1910. Sin embargo, la guerra paralizó de nuevo todos los esfuerzos realizados.
Entonces hubo que esperar hasta los años 1950 y ver los resultados del tráfico fluvial con la inversión del Estado en un gran plan de modernización de la red a finales de los años 1960.
A partir de los años 90, Voies navigables de France (VNF) se convirtió en el gestor del canal du Midi.
Se estableció tras la Office National de la Navigation (ONN), que fue creada por la necesidad de reconquistar la red fluvial, tanto para el abastecimiento de agua de la población, de las tierras agrícolas y del sector industrial, como para el desarrollo del transporte, del turismo y del ocio. Desde enero de 2013, Voies navigables de France, integró los servicios del Estado como gestor de las vías navegables, especialmente los antiguos servicios de navegación.
Este establecimiento público del Estado se encargaba de mantener, explotar y desarrollar los canales y los ríos navegables. Estas medidas contribuyeron a la valorización y el acondicionamiento del dominio público fluvial. Voies navigables de France también participó en el desarrollo sostenible y en la planificación territorial, en colaboración con las autoridades francesas.
Hoy en día, las actividades del canal du Midi están principalmente enfocadas en el turismo fluvial convirtiéndose en un destino principal. Junto a las actividades turísticas se realizan otras actividades recreativas y de transporte para ciertos usos agrícolas.
En 1995, Voies navigables de France, bajo la égida del Ministerio de Cultura se presentó la candidatura para inscribir el canal du Midi en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Los miembros del Comité del Patrimonio Mundial reconocieron esta vía fluvial de 350 años por su ingenio y su calidad arquitectónica y paisajística y la inscribieron en la historia por su excepcional valor universal.
El 7 de diciembre de 1996, el canal du Midi se inscribió en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Un sitio gestionado por Voies navigables de France en colaboración con los miembros de la Entente
para el Canal du Midi y sus operadores turísticos